Qué es el rendimiento laboral y por qué es clave medirlo
Cuando hablamos de rendimiento laboral nos referimos a la forma en que una persona aporta valor a la empresa:
no solo cuánto hace, sino qué hace, cómo lo hace y qué impacto tiene en los resultados del equipo y de la organización.
El rendimiento laboral incluye, por ejemplo:
- El grado de cumplimiento de objetivos y tareas.
- La calidad del trabajo realizado (errores, retrabajos, reclamaciones…).
- La actitud y el comportamiento: colaboración, iniciativa, responsabilidad.
- La capacidad de adaptarse a cambios, aprender y mejorar.
Por eso, medir el rendimiento laboral no va solo de “controlar” a la gente, sino de tener información objetiva para:
- Saber si la organización va en la dirección correcta.
- Detectar a tiempo problemas (sobrecarga, desmotivación, falta de recursos).
- Tomar mejores decisiones de formación, promociones, retribución variable, cambios de equipo, etc.
Sin medición, todo se basa en sensaciones: “creo que este equipo rinde bien”, “me parece que aquel departamento funciona peor”. Con datos, pasas de opiniones a decisiones fundamentadas.
Rendimiento vs productividad: ¿es lo mismo?
Se suelen mezclar estos conceptos, pero no son idénticos.
- Productividad: es la relación entre lo que se produce y los recursos utilizados (tiempo, dinero, personas…).
- Ejemplo sencillo: si una persona resuelve 20 tickets al día y otra 10, con las mismas horas de trabajo, la primera es más productiva en cantidad.
- Rendimiento laboral: es un concepto más amplio. Incluye la productividad, pero también:
- La calidad de esos tickets resueltos.
- La satisfacción del cliente.
- La actitud (si ayuda al resto, si comparte conocimiento, si cumple los plazos sin “quemarse”).
- El impacto real en los objetivos del departamento.
Por eso, alguien puede ser muy productivo (hace muchas llamadas, responde muchos correos) pero tener un rendimiento pobre si:
- Comete muchos errores.
- Genera reclamaciones.
- Quema al equipo con mala actitud.
- Se enfoca en tareas que no aportan a los objetivos clave.
En resumen:
Productividad = cuánto haces
Rendimiento laboral = cuánto aportas de valor y cómo lo haces
Cuando diseñes indicadores, es importante no quedarte solo con métricas de volumen (nº de tareas, nº de llamadas…) y combinar también indicadores de calidad, satisfacción, comportamiento y desarrollo.
Beneficios para la empresa y para las personas
Medir el rendimiento laboral bien —con criterios claros, datos objetivos y comunicación transparente— genera beneficios a dos niveles.
Beneficios para la empresa
- Mejores decisiones de RRHH
- Promociones más justas (basadas en datos y comportamientos, no solo en intuiciones).
- Planes de formación ajustados a necesidades reales.
- Distribución más inteligente de la carga de trabajo.
- Más alineación con los objetivos de negocio
- Cada equipo sabe qué debe conseguir y cómo se va a medir.
- Se reducen tareas “ruido” que no aportan a los resultados clave.
- Detección temprana de problemas
- Caídas de rendimiento que pueden indicar desmotivación, sobrecarga o falta de recursos.
- Equipos con indicadores anómalos que necesitan apoyo o cambios organizativos.
- Mejora del rendimiento global
- Al tener indicadores claros, es más fácil identificar buenas prácticas y replicarlas.
- La empresa puede tomar decisiones basadas en datos (people analytics) y no solo en percepciones.
- Impacto en costes
- Menos errores y retrabajos.
- Menos rotación no deseada.
- Mejor aprovechamiento del tiempo y de los recursos.
Beneficios para las personas
- Claridad de expectativas
- Cada persona sabe qué se espera de ella, qué indicadores se miran y cómo se evalúa su trabajo.
- Disminuye la sensación de “no sé si lo estoy haciendo bien”.
- Sensación de justicia y transparencia
- Si los criterios son claros y se aplican por igual, las evaluaciones se perciben como más justas.
- Se reduce la idea de que “todo depende de si al jefe le caigo bien o mal”.
- Feedback útil para mejorar
- Los indicadores permiten tener conversaciones concretas: “Has mejorado en este aspecto, aquí seguimos flojos, y esto lo estás haciendo muy bien”.
- La persona puede ver su evolución en el tiempo.
- Desarrollo profesional
- A partir de los datos, se pueden marcar objetivos individuales y planes de mejora.
- El empleado ve qué tiene que hacer para crecer y progresar.
- Reconocimiento y motivación
- Cuando el buen rendimiento se ve y se mide, es más fácil reconocerlo y recompensarlo.
- Esto tiene un impacto directo en la motivación y el compromiso.
Qué es un indicador de rendimiento laboral (KPI) y cómo debe ser
Un indicador de rendimiento laboral (o KPI de rendimiento) es un dato medible que te ayuda a saber si una persona, un equipo o toda la empresa están cumpliendo sus objetivos y aportando el valor que se espera.
Dicho de forma simple:
Es una “señal” numérica que te dice si el trabajo va bien, regular o mal.
Ejemplos muy básicos:
- Nº de tickets resueltos por un agente de soporte a la semana.
- % de proyectos entregados en plazo por un equipo.
- Nº de errores o retrabajos en un proceso.
- % de objetivos individuales cumplidos en un trimestre.
El indicador no es el objetivo en sí, sino la forma de medir si lo estás consiguiendo.
Características de un buen indicador (SMART y accionable)
No todos los indicadores son útiles. Un buen indicador de rendimiento laboral debería cumplir al menos estas características (en línea con el famoso enfoque SMART):
- Específico (Specific)
- Debe medir algo concreto, no algo vago.
- Malo: “trabajo bien en equipo”.
- Mejor: “% de proyectos donde el equipo cumple el plazo acordado”.
- Medible (Measurable)
- Tiene que poder expresarse con un número o una escala clara.
- Malo: “da buen servicio al cliente”.
- Mejor: “valoración media de satisfacción del cliente ≥ 4/5”.
- Alcanzable (Achievable)
- Debe ser retador pero realista; si es imposible, desmotiva.
- Ejemplo: pasar de 10 a 12 ventas semanales (no de 10 a 40).
- Relevante (Relevant)
- Debe estar directamente conectado con los objetivos del negocio y del puesto.
- Si una métrica no ayuda a tomar decisiones (subir bonus, cambiar procesos, dar formación…), sobra.
- Ejemplo: medir nº de correos enviados puede ser irrelevante; medir “% de incidencias resueltas en menos de 24h” seguramente sí es relevante.
- Acotado en el tiempo (Time-bound)
- Debe tener un periodo claro de medición (semanal, mensual, trimestral…).
- Ejemplo: “% de objetivos cumplidos en el trimestre” es más útil que “en general”.
Además de SMART, un buen indicador de rendimiento laboral debe ser:
- Accionable
- Tiene que servir para hacer algo: decidir formación, redefinir objetivos, ajustar equipos, etc.
- Si ves que el número baja o sube, tiene que haber una acción posible detrás: “si pasa X, haremos Y”.
- Comprensible para la persona medida
- El empleado tiene que entender qué se está midiendo, por qué y cómo se calcula.
- Si no lo entiende, lo vivirá como “control” o “capricho de RRHH”, no como una ayuda.
- Fiable y fácil de obtener
- Idealmente, los datos deberían venir de sistemas objetivos:
- software de RRHH, control horario, gestor de proyectos, CRM, encuestas, portal del empleado, etc.
- Cuanto menos “a mano” y menos subjetivo sea el dato, mejor.
- Idealmente, los datos deberían venir de sistemas objetivos:
Indicadores individuales, de equipo y organizacionales
Para que el sistema de indicadores funcione, es importante entender que no todo se mide igual. Tienes tres niveles principales:
a) Indicadores individuales
Miden el rendimiento de una persona concreta en su puesto.
Ejemplos:
- Comercial:
- Nº de ventas cerradas al mes.
- % de cumplimiento de objetivo de facturación.
- Soporte / atención al cliente:
- Nº de tickets resueltos.
- Valoración media del cliente en encuestas post-servicio.
- Perfil técnico (IT / desarrollo):
- Nº de tareas completadas en plazo en el gestor de proyectos.
- Nº de incidencias en producción relacionadas con su código.
Son útiles para:
- Evaluaciones de desempeño individuales.
- Decidir planes de desarrollo, formación, promociones o bonus.
b) Indicadores de equipo
Miden lo que consigue el equipo en conjunto: no solo suma de personas, sino cómo funcionan como unidad.
Ejemplos:
- % de proyectos del equipo entregados en plazo.
- Tiempo medio de respuesta del equipo de soporte.
- % de objetivos de área conseguidos en el trimestre.
- Nivel de satisfacción interna (otros departamentos) con el equipo.
Son útiles para:
- Ver si la organización del trabajo funciona.
- Detectar si hay equipos sobrecargados o mal coordinados.
- Decidir cambios en procesos o recursos (más personas, mejores herramientas).
c) Indicadores organizacionales
Miden el rendimiento a nivel de empresa o unidad de negocio.
Ejemplos:
- Facturación por empleado.
- Rotación de personal voluntaria (gente que se va).
- Índice de compromiso o eNPS (Employee Net Promoter Score).
- % de objetivos estratégicos anuales cumplidos.
Son útiles para:
- Conectar estrategia de negocio con decisiones de personas.
- Saber si la gestión del talento está apoyando (o frenando) los resultados globales.
- Dar una visión a dirección y comité ejecutivo.
La clave es que estos tres niveles estén alineados:
- Los indicadores individuales deberían ayudar a que el equipo cumpla sus KPIs.
- Los indicadores de equipo deberían apoyar los objetivos organizacionales.
Así evitas que cada uno “vaya a lo suyo” y consigues que todos remen en la misma dirección.
Si quieres, en el siguiente punto podemos entrar ya en tipos de indicadores (cuantitativos, cualitativos, de comportamiento, de desarrollo, etc.) con ejemplos concretos que luego puedas convertir en tablas o gráficos para el post.
Tipos de indicadores para medir el rendimiento laboral
Para medir bien el rendimiento laboral no basta con un solo número.
Lo ideal es combinar varios tipos de indicadores que te den una foto más completa de la persona, del equipo y de la organización.
Vamos a ver los principales tipos con ejemplos que puedes usar directamente en tu tabla de KPIs.
Indicadores cuantitativos (volumen, tiempos, entregas)
Son los más “clásicos”: números puros y duros. Miden cuánto se hace y en cuánto tiempo.
Qué miden:
- Volumen de trabajo.
- Cumplimiento de plazos.
- Ritmo de entrega.
Ejemplos por área:
- Comercial
- Nº de llamadas realizadas al día.
- Nº de oportunidades creadas al mes.
- Nº de ventas cerradas / facturación mensual.
- Soporte / atención al cliente
- Nº de tickets resueltos a la semana.
- Tiempo medio de respuesta al cliente.
- % de incidencias resueltas en menos de X horas.
- Perfiles técnicos / proyectos
- Nº de tareas cerradas en el sprint.
- % de proyectos entregados en plazo.
- Tiempo medio de resolución de incidencias.
- Administración / finanzas
- Nº de facturas procesadas al mes.
- Tiempo medio de aprobación de gastos.
Ventajas:
- Son fáciles de entender y de comparar.
- Se pueden extraer de sistemas (software de RRHH, CRM, gestor de proyectos…) casi automáticamente.
Riesgo:
- Si solo miras volumen y velocidad, puedes penalizar la calidad y generar presión poco sana.
Por eso, conviene combinarlos con indicadores cualitativos y de bienestar.
Indicadores cualitativos (calidad, satisfacción, feedback)
Aquí no miramos solo cuánto se hace, sino cómo de bien se hace y cómo lo perciben otras personas (clientes, compañeros, responsables).
Qué miden:
- Calidad del trabajo.
- Satisfacción de clientes internos y externos.
- Percepción del desempeño.
Ejemplos:
- Calidad del trabajo
- Nº de errores o retrabajos sobre el total de tareas.
- % de entregables aceptados a la primera (sin correcciones).
- Satisfacción de clientes
- Valoración media en encuestas post-servicio (por ejemplo, de 1 a 5).
- NPS (Net Promoter Score) de clientes atendidos por un equipo.
- Satisfacción interna
- Valoración de otros departamentos sobre el servicio de un equipo (por ejemplo, encuesta interna trimestral).
- Feedback del responsable en la evaluación de desempeño (con escalas: “por debajo / en línea / por encima de lo esperado”).
Cómo se recogen:
- Encuestas sencillas (tipo formulario).
- Valoraciones en el portal del empleado.
- Entrevistas o evaluaciones 1:1 resumidas en una escala.
Punto clave:
Aunque son “cualitativos”, siempre es buena idea traducirlos a una escala numérica (1–5, 0–10, %…) para poder compararlos y hacer seguimiento.
Indicadores de comportamiento y compromiso
Miden cómo se comporta la persona en el día a día, más allá de tareas y resultados: colaboración, actitud, implicación con el proyecto, etc.
Qué miden:
- Comportamientos observables en el trabajo.
- Grado de implicación y compromiso con la empresa.
Ejemplos de comportamiento:
- Puntualidad y cumplimiento de horarios.
- Cumplimiento de normas y procesos (seguridad, calidad, compliance).
- Colaboración con el equipo:
- Participa en reuniones.
- Ayuda a compañeros cuando lo necesitan.
- Iniciativa:
- Propone mejoras.
- Se ofrece voluntario para proyectos clave.
Ejemplos de compromiso:
- Asistencia y participación en reuniones de equipo.
- Participación en encuestas, formaciones, sesiones internas.
- Permanencia en la empresa / intención de quedarse (según encuestas).
- Rotación voluntaria de un área (si es muy alta, puede indicar falta de compromiso o problemas de gestión).
Cómo medirlos sin ser injustos:
- Definir conductas concretas (no etiquetas tipo “buena actitud / mala actitud”).
- Usar escalas claras en la evaluación de desempeño, con ejemplos de comportamientos en cada nivel.
- Combinar la opinión del responsable con otras fuentes (feedback de compañeros, participación en proyectos, etc.).
Indicadores de desarrollo y aprendizaje
Estos indicadores miran hacia el futuro: miden cuánto está creciendo la persona, qué nuevas habilidades adquiere y cómo se prepara para aportar más valor.
Qué miden:
- Formación recibida y aplicada.
- Nuevas competencias adquiridas.
- Movilidad interna y crecimiento profesional.
Ejemplos:
- Nº de horas de formación completadas al año.
- % de formación obligatoria completada (por ejemplo, compliance, seguridad, protección de datos).
- Nuevas certificaciones o acreditaciones obtenidas.
- Participación en proyectos especiales o transversales (más allá de sus tareas habituales).
- Promociones internas o cambios de rol exitosos.
- Evaluación de nuevas competencias (por ejemplo, “nivel de dominio de herramienta X” antes y después de una formación).
Por qué son importantes:
- Ayudan a ver quién tiene potencial de crecimiento y quién está estancado.
- Conectan la gestión del talento con planes de sucesión y promociones.
- Dan argumentos objetivos para invertir en formación en las áreas que más lo necesitan.
Indicadores de bienestar y clima laboral
Si solo miras “output” (lo que sale) y no miras cómo está la gente por dentro, tarde o temprano el rendimiento se resiente. Por eso es clave añadir indicadores de bienestar y clima.
Qué miden:
- Cómo se siente el equipo.
- Si el entorno de trabajo es sano o tóxico.
- Riesgos de estrés, burnout, conflictos, etc.
Ejemplos:
- Clima laboral
- Resultado de encuestas de clima (por ejemplo, media de respuestas en ítems tipo “recomendaría trabajar aquí”, “me siento escuchado”, “siento que mi trabajo aporta valor”).
- eNPS (Employee Net Promoter Score): “¿Recomendarías la empresa como lugar para trabajar?”
- Bienestar
- Percepción de carga de trabajo (medida en encuestas internas).
- % de personas que dicen poder conciliar bien su vida personal y laboral.
- Participación en iniciativas de bienestar (programas de salud, ergonomía, etc.).
- Salud y absentismo
- Tasa de absentismo.
- Nº de bajas médicas y su evolución (siempre con cuidado y respeto a la confidencialidad).
Enfoque correcto:
- Estos indicadores no están para “señalar” a nadie, sino para detectar problemas a tiempo:
- Equipos sobrecargados.
- Mandos intermedios con dificultades de gestión.
- Procesos que generan frustración constante.
- Es clave devolver los resultados a las personas y pactar acciones de mejora, no solo medir por medir.
Indicadores clave de rendimiento laboral (KPIs) con ejemplos prácticos
En esta parte bajamos a tierra los tipos de indicadores y los convertimos en KPIs concretos que puedes usar en tu empresa.
La idea es que, para cada persona o equipo, combines algunos indicadores de:
- Cantidad de trabajo
- Calidad
- Eficiencia / tiempos
- Compromiso y actitud
- Desarrollo y aprendizaje
No se trata de usar todos, sino de elegir 5–10 KPIs bien seleccionados que tengan sentido para ese puesto.
Cantidad de trabajo: tareas completadas, ventas, tickets resueltos
Miden cuánto trabajo se realiza en un periodo de tiempo.
Ejemplos de indicadores:
- Nº de tareas completadas
- Fórmula: Tareas cerradas en el gestor de proyectos / periodo (semana, mes)
- Útil para: perfiles técnicos, administrativos, marketing…
- Nº de tickets resueltos
- Fórmula: Tickets resueltos / semana
- Útil para: soporte, helpdesk, atención al cliente.
- Nº de ventas cerradas
- Fórmula: Nº de contratos / pedidos confirmados al mes
- Útil para: equipos comerciales.
- Volumen de facturas / expedientes gestionados
- Fórmula: Nº de facturas / expedientes tramitados al mes
- Útil para: administración, finanzas, legal.
Buenas prácticas:
- Siempre ligar la cantidad a plazos realistas (por ejemplo, por semana o mes).
- No usar la cantidad sola: combínala con KPIs de calidad para evitar “hacer mucho, pero mal”.
Calidad del trabajo: errores, reprocesos, reclamaciones
Estos indicadores responden a la pregunta: “Lo que hacemos, ¿está bien hecho?”
Ejemplos de indicadores:
- % de entregas sin errores
- Fórmula: (Entregas aceptadas a la primera / entregas totales) × 100
- Útil para: perfiles técnicos, administrativos, producción.
- Tasa de reproceso
- Fórmula: (Tareas que requieren corrección / tareas totales) × 100
- Si el % sube, hay un problema de calidad o de definición de requisitos.
- Nº de reclamaciones por cada X servicios / ventas
- Fórmula: Nº reclamaciones / Nº ventas o servicios prestados
- Útil para: comercial, atención al cliente, servicios profesionales.
- Valoración de calidad por parte del cliente
- Fórmula: Media de las encuestas post-servicio (escala 1–5 o 1–10)
- Ejemplo: “Calidad percibida ≥ 4/5”.
Buenas prácticas:
- Relacionar la calidad con las herramientas y procesos, no solo con la persona (“si todos cometen el mismo error, el proceso está mal”).
- Usar estos indicadores como base para mejorar procesos y dar feedback constructivo, no para castigar.
Eficiencia y tiempos: plazos de entrega, tiempos de respuesta
Aquí miramos si el trabajo se hace en el tiempo adecuado, sin retrasos innecesarios.
Ejemplos de indicadores:
- % de tareas / proyectos entregados en plazo
- Fórmula: (Tareas o proyectos entregados en fecha / total de tareas o proyectos) × 100
- Útil para: cualquier equipo que trabaje por proyectos o sprints.
- Tiempo medio de resolución
- Fórmula: Suma de tiempos de resolución / nº de casos
- Ejemplos:
- Tiempo medio de resolución de tickets.
- Tiempo medio de respuesta a solicitudes internas (IT, RRHH, finanzas…).
- Tiempo de respuesta al cliente
- Fórmula: Tiempo medio desde que el cliente contacta hasta que recibe la primera respuesta.
- Lead time de tareas clave
- Desde que se solicita algo hasta que se entrega (pedido, alta de usuario, aprobación de gasto…).
Buenas prácticas:
- Evitar que la eficiencia sea igual a “ir corriendo”:
- Revisar siempre junto con calidad y bienestar.
- Identificar cuellos de botella:
- Si los tiempos se disparan, puede que falten recursos, haya demasiadas aprobaciones o el proceso esté mal diseñado.
Compromiso y actitud: participación, feedback, iniciativa
Son indicadores más sensibles, pero muy útiles para entender cómo se implica la persona con el equipo y la empresa.
Ejemplos de indicadores (cuantificados):
- Participación en reuniones y actividades de equipo
- Fórmula: (Reuniones clave asistidas / reuniones convocadas) × 100
- Complementar con observaciones de participación activa (no solo “venir y escuchar”).
- Participación en formaciones internas
- Fórmula: (Formaciones realizadas / formaciones recomendadas) × 100
- Da pistas sobre interés en mejorar.
- Participación en encuestas internas
- Alta participación suele indicar mayor implicación (quien se implica, opina).
- Propuestas de mejora / iniciativas presentadas
- Nº de ideas o propuestas de mejora registradas en un periodo.
- Útil si la empresa tiene buzón de sugerencias, canal de ideas o similar.
- Feedback 360º sobre comportamientos clave
- A través de evaluaciones donde se valoran comportamientos concretos:
- Colabora con el equipo.
- Cumple compromisos.
- Comunica de forma respetuosa.
- Aporta ideas de mejora.
- A través de evaluaciones donde se valoran comportamientos concretos:
Buenas prácticas:
- Definir conductas observables (qué se considera “buena actitud”, con ejemplos).
- Combinar siempre indicadores cuantitativos (participación) con feedback cualitativo (comentarios en evaluaciones de desempeño).
- Dejar claro que no se mide si alguien es “simpático” o no, sino comportamientos que impactan en el trabajo.
Desarrollo: formación completada, nuevas habilidades adquiridas
Estos indicadores muestran si la persona está creciendo y preparándose para aportar más valor.
Ejemplos de indicadores:
- % de plan de formación completado
- Fórmula: (Acciones formativas completadas / acciones previstas) × 100
- Horas de formación al año
- Útil para ver si la persona está teniendo oportunidades de aprendizaje (y si las aprovecha).
- Nuevas competencias adquiridas
- Se puede medir con:
- Evaluaciones antes/después de una formación.
- Cambios de nivel en una matriz de competencias (por ejemplo, pasa de nivel “básico” a “intermedio” en herramienta X).
- Se puede medir con:
- Certificaciones obtenidas
- Nº de certificaciones relevantes conseguidas en un periodo (técnicas, de idiomas, de gestión de proyectos…).
- Polivalencia
- Nº de procesos / tareas distintos que la persona puede cubrir de forma autónoma.
- Muy útil en equipos pequeños donde la polivalencia es clave.
- Movilidad interna y promociones
- Nº de cambios de rol exitosos.
- Se puede usar a nivel de equipo / empresa para ver si se aprovecha el talento interno.
Buenas prácticas:
- Alinear siempre estos indicadores con el plan de carrera y con las necesidades reales del negocio.
- Evitar medir solo “horas de formación”: lo importante es si la nueva habilidad se usa en el día a día.
Para equipos comerciales, los indicadores más útiles suelen ser el número de oportunidades generadas, la tasa de conversión a venta, la facturación por periodo y el valor medio de cada operación. También puede medirse la calidad mediante la recurrencia de clientes, el volumen de reclamaciones y el cumplimiento de objetivos de margen, no solo de volumen.
En atención al cliente y soporte, es clave medir el número de tickets resueltos, el tiempo medio de respuesta y de resolución, el porcentaje de casos resueltos en el primer contacto y la satisfacción del cliente en encuestas breves. Combinando estos datos se ve si el equipo es rápido, efectivo y mantiene una buena calidad de servicio.
En perfiles técnicos y TI, pueden utilizarse indicadores como tareas completadas por sprint, porcentaje de proyectos entregados en plazo, número de incidencias en producción, tiempo medio de resolución de bugs y calidad del código (por ejemplo, revisiones superadas a la primera). También es útil seguir la participación en proyectos de mejora interna y la adopción de nuevas tecnologías o herramientas.
Para equipos de RRHH y gestión de talento, algunos KPIs habituales son el tiempo medio de cobertura de vacantes, la calidad de la contratación (por ejemplo, porcentaje de nuevas incorporaciones que superan el periodo de prueba), la rotación voluntaria, la participación en formaciones, el grado de cumplimiento del plan de formación anual y los indicadores de clima laboral o eNPS.
Los datos para estos indicadores suelen venir de distintas fuentes. Las herramientas de control horario y registro de jornada proporcionan información objetiva sobre asistencia, puntualidad, horas extra o distribución del tiempo de trabajo, que ayudan a detectar sobrecargas o problemas de organización. Los gestores de tareas, proyectos y CRM concentran la información de actividad diaria (tareas cerradas, proyectos en curso, oportunidades comerciales, llamadas, reuniones) y permiten medir tanto la cantidad como el cumplimiento de plazos; aquí también encajan soluciones como un software reserva de espacios, que aporta datos sobre ocupación y uso real de recursos físicos.
El portal del empleado y las encuestas internas son la principal fuente de datos de percepción: satisfacción, clima, compromiso, feedback sobre mandos, además de centralizar solicitudes (vacaciones, ausencias, peticiones a RRHH) que también pueden convertirse en indicadores. Finalmente, integrar todas estas fuentes en un cuadro de mando de RRHH permite ver en un solo lugar los KPIs clave de personas y cruzarlos con resultados de negocio, facilitando decisiones basadas en datos y no solo en intuiciones.
Para implantar un sistema de indicadores, el primer paso es definir con claridad los objetivos de negocio y de personas: qué quiere lograr la empresa y qué se espera de cada equipo. A partir de ahí, se seleccionan los indicadores adecuados, intentando que sean pocos pero relevantes, medibles y accionables. Después se establecen metas y umbrales (qué se considera aceptable, bueno o excelente), se comunican los indicadores al equipo explicando cómo se calculan y para qué se utilizarán, y se pone en marcha un ciclo de medición y seguimiento periódico (por ejemplo, mensual o trimestral). Por último, es importante revisar y ajustar los indicadores con los datos obtenidos: eliminar los que no aportan, afinar objetivos y adaptar el sistema a la realidad cambiante del negocio y de la plantilla.

